domingo, 17 de octubre de 2010

El juez "garantista" víctima de la Subzona 14


Peronista, Juan de Dios Uncal fue convocado por el gobernador Regazzoli para ocupar el Juzgado Federal en el '75. Había sido quien procesó a Firmenich y Galimberti. Durante la dictadura, fue preso y su secretario Walter Lema se quedó con su cargo. Fiorucci y otros policías lo persiguieron en Mercedes y en San Martín.

Norberto G. Asquini

Juan de Dios Uncal fue el juez federal destituido por la dictadura militar por considerárselo "garantista" hacia los detenidos políticos. Su subrogante, Walter Lema, más "confiable" para los militares, tal como lo demostró, se quedó con el cargo apenas asumidas las autoridades de facto. El hijo de Uncal, Juan Manuel, también abogado, relató la historia del magistrado y la persecución que sufrió durante el Proceso por parte de la Subzona 14.
Uncal tenía 41 años cuando en 1975 se hizo cargo del Juzgado Federal de Santa Rosa. Militante peronista, era crítico a los dos extremos del movimiento. Llegó al cargo en La Pampa porque conocía al gobernador José
Regazzoli y este le pidió que se hiciera cargo del puesto vacante.
"La relación con Don José era muy anterior, ya que mi abuelo había sido policía (Regazzoli también lo fue) y se conocían de mucho antes. Estaba para concursar para camarista en Capital Federal y se lo encuentra a Regazzoli en el Ministerio de Justicia y este le propone hacerse cargo del juzgado", relató
Juan Manuel.
Hasta ese momento, este abogado que nació y vivía en Mercedes, provincia de Buenos Aires, había sido juez correccional en Capital Federal y en 1974 había procesado, según relata su hijo, a los líderes de Montoneros, Mario
Firmenich y Rodolfo Galimberti cuando la revista La Causa Peronista publicó el escrito en el que narraban la ejecución del ex presidente de facto Pedro Aramburu. Fue por apología del delito y desde entonces tuvo custodia.

Advertencias.
Luego del acuerdo del Senado, Uncal asumió en el juzgado santarroseño. "Cuando llegó, le advirtieron sobre Walter Lema, que era el subrogante, 'tené cuidado con este tipo porque está loco por el cargo'.
Regazzoli le dijo 'este no jode a nadie'. Y mi padre no le dio importancia", afirmó el hijo.
Los problemas con otros funcionarios del juzgado comenzaron antes del golpe. "El grano en el zapato fue un cordobés, (Eduardo)
Páez de la Torre, que quería mano dura. Un día se apareció en la casa, que estaba en ese momento al lado del Juzgado, era enero o febrero del '76, y tuvieron un entredicho y mi padre lo echó. El otro le dijo que iba a pagar las consecuencias. Se vivía un clima enrarecido".

"Me compromete".
Cuando ocurrió el golpe, Uncal se quedó unos días en el cargo. Relata su hijo: "Me dijo, me van a sacar a patadas, pero me voy a poner a acomodar las cosas y esperar a que lo hagan". El 29 de marzo, estaba en la noche tomando mate y haciendo expedientes cuando fue el Ejército a detenerlo. La familia no supo nada de su estado hasta varios días después.
El magistrado fue arrestado por "presunta vinculación con la
subversión" y luego implicado en un delito común. Permaneció durante varios días preso hasta comienzos de junio. Luego quedó a disposición de la Justicia ya que se lo acusó por cohecho, ya que, según quienes instruyeron la causa, habría reclamado un resarcimiento para interceder a favor del detenido político Hugo Chumbita en 1975.
Paralelamente, el Regimiento de Infantería de Mercedes hizo dos allanamientos a la casa de su familia en esa localidad.
Juan Manuel, que tenía entonces 14 años, relató así la búsqueda de su padre: "Viajamos desde Mercedes con mi mamá. Como no lo encontramos fuimos a ver al obispo (Adolfo Arana) porque nos habían dicho que un sacerdote estaba reuniéndose con familiares de presos políticos, que no era cierto. Consultamos y un cura nos sacó con un 'váyase que me compromete'".
"Mi padre siempre habló de interrogatorios, hasta con reflectores, y de capuchas, de los ruidos de noche de los calabozos. Nunca me dijo si fue torturado, creo que por una cuestión de buen gusto, ya que hablamos de todo", afirmó su hijo.

Excusaciones.
Detenido y apartado de su cargo
Uncal, el 31 de marzo de 1976 comenzó a subrogar el juzgado Walter Lema, secretario de ese tribunal. El 21 de mayo, Lema fue designado juez federal titular y quedó en el puesto hasta finalizado el denominado Proceso. Todas las causas de violación a la ley antisubversiva 20.840 pasaron por sus manos. También Páez de la Torre, que ocupaba otra secretaría, fue ratificado y ascendido.
"Lo más grave vino después. Le hicieron una causa por cohecho. (El abogado Ciro)
Ongaro, al que le estamos muy agradecidos, fue el único que tomó la causa ya que nadie quería hacerlo. Pero los defensores y los conjueces se excusaban todos, hasta que finalmente, un juez Fernández, que subrogó, le dio la libertad", comentó.
¿Por qué lo detuvieron? "Nunca supo explicar su detención, pero le pusieron la patente de subversivo. Recuerdo que en un diario, creo que en La Razón, hubo un comentario que había caído el frente
montonero del sur, como metáfora, al hablar de su detención. Lo consideraron como un hombre de la Tendencia revolucionaria porque comenzó a ascender desde el '73 en la justicia. Pero fue un crítico de los dos extremos, era un peronista tradicional. Lo consideraron un garantista. Pero él era muy práctico, muy formado, profesor por concurso en la UBA de derecho penal, y prefería un culpable suelto a un inocente preso. Eso del galantismo, terminó de confirmar la idea de la relación con la Tendencia". Juan Manuel Uncal, como lo determinaron los hechos, sí tiene en claro que la causa fue promovida por Lema, que se quedó con el cargo.

Perseguido.
"En esta joda siempre estuvo (el comisario Roberto)
Fiorucci", afirmó Juan Manuel Uncal. "Le hizo avisar antes del golpe lo que le iba a pasar. Pasan los años y no voy a olvidar ese apellido porque era igual al de unos jeans de la época", comentó.
"En el año '78, coincidentemente con el mundial de fútbol, cuando los militares querían terminar con el 'trabajo sucio', fuimos a ver el partido Argentina-Brasil el 18 de junio a un cine en Buenos Aires. Cuando volvíamos, nos interceptó un amigo en Luján y le dijo que se subiera a su auto porque tenía que escapar", indicó.
Poco antes, había ido una comisión policial a Mercedes al mando de
Fiorucci para arrestarlo nuevamente. La orden de detención tenía fecha del 5 de julio, pero se habían adelantado diez días para actuar con impunidad.
Uncal siguió su vida, escondido, en el partido de San Martín, hasta octubre de 1979. Hacía algunos trabajos de procurador para abogados, para poder subsistir.
Allí fue otra vez
Fiorucci con tres policías a los tribunales de San Martín donde estaba Uncal para arrestarlo. "El conservaba la medalla de juez, que en esa época era toda una presentación, se la mostró a un empleado y pudo escapar por una playa de estacionamiento".

A capa y espada.
"El seguía en libertad pero procesado. En el '79 me recibí de bachiller y le dije que me acompañara al baile de egresados o nos fuéramos del país, porque así no podía seguir. Entonces, dos amigos abogados de Mercedes, porque él se los pidió, resolvieron meterse 'de prepo' en el Juzgado y exigir que resolvieran su situación. Se metieron en la secretaría privada del juez y en tres horas (Pedro)
Perotti tuvo que subrogar y firmar que estaba sobreseído y que no estaba afectado su buen nombre y honor", dijo el entrevistado.
Ya en democracia,
Juan Manuel trabajó en el Senado en el despacho del catamarqueño Vicente Saadi. "El estaba en la comisión de acuerdos y se trató entonces el pliego del juez Lema. Lo querían volver a nombrar, y salimos a pelear. Mi padre le envió un telegrama al presidente de la comisión diciendo que si iban a tratar el pliego de Lema, primero lo repusieran a él en el cargo, ya que lo habían sacado los militares. Fue a capa y espada, y logramos, por poco, que retiraran el pliego".

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