miércoles, 29 de diciembre de 2010

Vida de un maquinista

Patricio Bécares fue un conductor de trenes en General Pico, dirigente de La Fraternidad y del socialismo. El recuerdo de las luchas gremiales, por las que fue perseguido, en las filas de los trabajadores del riel.

Norberto G. Asquini



La entrevista que dio origen a esta nota periodística quedó archivada durante años dentro de un caset hasta que fue rescatada hace poco tiempo del olvido buscando al azar otra grabación. Habíamos hablado con Patricio Bécares hace algunos años sobre la política durante los años 70, nota que fue publicada en LA ARENA. Pero esa charla también había derivado en jugosos comentarios sobre su vida como miembro de La Fraternidad, su trabajo en los trenes y de personajes del viejo General Pico. El entrevistado falleció en octubre de 2007, pero quedó su voz y su recuerdo de la militancia sindical.

Fraternales.
Patricio Bécares nació en General Pico en 1923, cuando el pueblo, donde se cruzaban los trenes de la línea Sarmiento que llegaba desde Capital Federal y del Pacífico, que partía desde Bahía Blanca, se había convertido en la “Chicago” de La Pampa por su actividad comercial.
A los 18 años comenzó su militancia en el Partido Socialista local, ideas que le había legado su padre. En agosto de 1945 ingresó a trabajar en el ferrocarril. “En ese entonces era aspirante a la carrera de conducción. Después de un año ingresaba como foguista. Eran los tiempos de la locomotora a leña. Con el tiempo, y el trabajo arduo, llegué a la máxima aspiración dentro del escalafón que era la de maquinista. En ese entonces, maquinista de primera”, recordó durante la charla.
Promediando los años 40 se afilió a La Fraternidad, el gremio que aglutinaba a los maquinistas.
“El nacimiento de La Fraternidad fue en el año 1887, y es un gremio que es el decano de los movimientos obreros del país. Hubo por entonces también gráficos, pero no tuvieron la figura jurídica reconocida antes de 1887. La primera entidad gremial en el país con la figura jurídica de mutual fue La Fraternidad”, rememoró. Mientras los maquinistas estaban agrupados en ese sindicato cuyos orígenes en General Pico se remontan a 1908, los otros obreros y trabajadores del tren estaban afiliados a la Unión Ferroviaria.

Socialistas.
Bécares dijo sobre los “fraternales” que “antes del 46 la mayoría de la conducción y afiliados de La Fraternidad era socialista. La gran mayoría. En General Pico la dirección tenía cuatro dirigentes, tres eran socialistas y uno radical. Luego, como pasó en todo el sindicalismo, cuando fue creciendo el peronismo por razones obvias y otras no tan obvias, se llevó a muchos afiliados a participar en ese sector político. Ahí se empezó a desvirtuar en La Fraternidad la disciplina gremial. Digo se desvirtuó porque la parte gremial quedaba relegada a un segundo plano por la política, para algunos dirigentes. Aún así, con la minoría que tenía el socialismo, las conducciones estuvieron casi siempre en manos del socialismo”.
“A partir del 46 ya hubo una lucha interna entre socialistas y peronistas contra la metodología que nosotros seguimos, que era integrar los cuadros de conducción a través del mérito y la trayectoria dentro del gremio, como para poder justificar el ascenso. Ellos tenían otro sistema, otra metodología, aparecían como dirigentes sin tener a lo mejor la experiencia necesaria o trayectoria”, relató.

La gran huelga.
En 1951 hubo una gran huelga en los ferrocarriles contra el gobierno de Juan Domingo Perón. La Fraternidad inició una medida de fuerza que fue reprimida por el gobierno. Y ese conflicto tuvo su repercusión en General Pico.
“En Pico la huelga la encabezamos nosotros, La Fraternidad y hubo muchas cesantías de gente que después no pudo ingresar más al ferrocarril. Fue en agosto del 51. Recuerdo que se aprovechó una situación coyuntural para reprimir, ya que ese año hubo un intento de golpe de Estado contra Perón. A los maquinistas el régimen peronista nos perjudicó, no digo que llegó al límite de la intervención al gremio, pero hubo una persecución sistemática”, dijo.
Bécares recordó que “fue un movimiento exclusivo de La Fraternidad. No era salarial, porque tradicionalmente los maquinistas teníamos un buen sueldo y el mismo Perón no se animó a romper esa tradición que venía con los ingleses. Pero en el 51 fue distinto: fue porque se pretendía reformar la ley de nuestro régimen laboral ya que queríamos una jornada de 8 horas, porque dentro de esa ley teníamos jornadas de 8 horas y media y nueve horas de trabajo”.
“La huelga fue neutralizada muy rápido. Tuvo secuelas muy grandes ya que quedó gente afuera por más de un año y algunos no ingresaron más, recuerdo a los Antenucci que estuvieron afuera por un año y medio”, comentó.

La detención.
Bécares recordó las persecuciones políticas de entonces que lo tuvieron como preso del gobierno peronista. Fue en el año 1952. El 4 de junio Perón iba a asumir la segunda presidencia.
“Hubo un hecho antes de la asunción dentro del movimiento obrero por versiones de que iba a producirse un atentado contra la vida del general Perón ese día. Ahí caímos nosotros. A La Fraternidad le tocó porque lamentablemente se había roto la disciplina gremial y hubo hechos lamentables como la delación entre los mismos integrantes”, comentó.
“En el 52 –explicó– fui privado de mi libertad el 2 de junio junto a cuatro compañeros. Ignoraba los motivos, sólo nos dijeron que se estaba gestando un golpe de Estado. A nosotros, los cinco maquinistas de General Pico, nos hicieron responsables. Nos llevaron y estuvimos 30 días presos en dependencias de la Policía Federal de Bahía Blanca, con la intervención directa del jefe de la Federal”.
Bécares dijo que “nada más y nada menos se nos acusaba por atentado contra la seguridad del Estado. Porque decían que la misión nuestra era copar las instalaciones ferroviarias. Esa era la denuncia que hubo. Estábamos en contra del régimen y éramos personas identificadas como ‘los contreras’. Decían que teníamos vinculaciones con gente del sur y hubo más detenidos de Comodoro Rivadavia, Bahía Blanca, Río Negro. Hubo detenidos profesionales, escribanos, médicos”.
El fraternal recordó que junto a él fueron detenidos los maquinistas Humberto Sanz, Raúl Cheves, Daniel Martínez y Ernesto Duschman. “En propias palabras del juez federal que nos tocó, fue una delación de otros compañeros. Me dijo que se despojaba del saco de juez y con la promesa de no decir nada, con un gesto poco común, me dijo los nombres, y eran todos ferroviarios de Pico”, resaltó.

Vigilados.
Desde esa detención el control sobre sus actividades por parte de la policía continuó. “Las persecuciones fueron habituales. Era venir la policía y acusarme que tenía literatura comunista y socialista. Tuve varios allanamientos”, explicó.
“Hasta estaban los ‘manzaneros’, personas del partido peronista que vigilaban cada cuadra. Los socialistas estábamos vigilados pero no tuvimos tanto temor. A pesar de los riesgos que había, siempre teníamos reuniones. Al extremo que en el año 52 cuando me detuvieron tenían hasta el detalle de que el 1º de mayo de ese año, que lo festejábamos los socialistas, sabían que nos habíamos reunido, el nombre de la persona que puso la casa y otros nombres”.
En el 55 cayó el gobierno de Perón por un golpe militar y cambió la situación política. Para entonces, también el ferrocarril tuvo algunos cambios: en el año 1958 aparecieron las primeras locomotoras diesel.

En la lucha.
Los ferroviarios, tanto maquinistas como los obreros, tuvieron sus luchas que llegaron a históricas huelgas a fines de los 50 y comienzos de los 60 en General Pico contra los embates gubernamentales contra la empresa nacional.
La que tuvo a los maquinistas de La Fraternidad como protagonistas fue el gran paro que por 42 días paralizó las vías en 1961. Fue durante la presidencia del desarrollista Arturo Frondizi cuando quiso aplicar el llamado Plan Larkin, que consistía en levantar vías y despedir obreros para achicar los ferrocarriles estatales.
“La huelga grande fue del 1 de noviembre al 11 de diciembre de 1961. Fue en contra del plan del general Larkin, un general norteamericano que venía a levantar ramales y a achicar el ferrocarril, que en parte lo logró el gobierno de Frondizi”, comentó Bécares.
El fraternal recordó que La Fraternidad se reunía semanalmente los domingos. “En el 61, anterior a la fecha de la huelga, fui delegado general en Córdoba al Congreso General de La Fraternidad. Yo representaba a Pico, Darregueira, Realicó, Colonia Alvear y Maza. Iban a empezar a levantar los ramales y en el congreso se resolvió la huelga. Duró como un mes el encuentro. También estuvo la Unión Ferroviaria en la huelga, porque el objetivo del gobierno era achicar los ferrocarriles al máximo. Finalmente pudimos evitar el levantamiento de los ramales, menos los de trocha angosta”.

Clandestino.
Sobre el paro ferroviario recordó: “Hubo un apoyo popular a la huelga que fue permanente. Yo como dirigente era el nexo entre la seccional La Fraternidad de Pico y Buenos Aires, pero estábamos en la clandestinidad porque tuvimos que escaparnos ya que había instrucciones precisas de hacer lo que se llamó ‘requisas’. Te detenían y obligaban a operar las locomotoras”. Bécares rememoró que estuvo la mayoría de los 42 días oculto en un campo cercano a Pico. “Algunos compañeros nos ayudaban a llevar información desde Pico a la central en Buenos Aires. El nexo era un abogado socialista, Héctor Deballi, que nos traía la información en horas de la noche. Hubo algunos maquinistas que corrieron el riesgo de quedarse en su casa y fueron detenidos y llevados a Santa Rosa”, dijo.
En General Pico y Realicó hubo durante noviembre del 61 una veintena de maquinistas detenidos que fueron trasladados a las cárceles de Santa Rosa durante una semana por negarse a trabajar, y hasta militares que custodiaron armados las estaciones ferroviarias.
“Los 60 fueron épocas agitadas para la política, pero al menos había posibilidad de movilizarse. Podía haber un seguimiento muy sutil por parte de las autoridades, pero ya no como en la época del peronismo. Por ejemplo, como en la detención mía del 52 cuando nos echaron la puerta a patadas. Hubo limitaciones, pero no había escollos para reunirnos”, señaló.

En el cooperativismo.
Otra actividad vinculada a su militancia sindical y política fue la cooperativa. En el año 1967 Bécares fue presidente de la Cooperativa Eléctrica de Pico (Corpico). “Fue en plena actividad laboral, no se pedía entonces licencia especial para estar en la cooperativa. Mantenía la actividad laboral y seguía siendo presidente. Subía a la máquina y trabajaba mis ocho horas como de costumbre y el domingo a la mañana era presidente de Corpico y después tenía reunión en la seccional”, explicó.
Bécares continuó hasta el año 1974 en la presidencia. La lista de extracción plural tuvo que competir entonces con el peronismo en el gobierno hasta que el sector vinculado a la ortodoxia sindical de la CGT se hizo con la conducción de Corpico.
La figura del maquinista fue parte del pasado piquense, cuando los convoys y los talleres ferroviarios daban trabajo a centenares de empleados que eran el motor de la economía local. Tiempos de estaciones y luchas sindicales que tuvieron como protagonistas a los “fraternales” y que marcaron a fuego la historia de la provincia.

(Publicado en suplemento Caldenia, La Arena)

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