lunes, 24 de octubre de 2011

La gran huelga de Salinas Grandes (I)


Entre octubre de 1971 y febrero de 1972 los obreros de la fábrica de Salinas Grandes emprendieron un paro contra la patronal. Una dura lucha de la que participaron agrupaciones de izquierda y gremios de la capital provincial.

Norberto Asquini


La huelga y movilización sostenidas por los obreros de Salinas Grandes y sus familias, durante 120 días, apoyados por diferentes sectores de izquierda, gremios y agrupaciones estudiantiles de La Pampa, fueron reflejo de un contexto de protesta y activismo social que recorrió el país entre 1969 y 1973.
La lucha de los salineros sacudió a buena parte de la sociedad pampeana. Todo comenzó con la firma de un convenio a espaldas de los trabajadores de la sal, que se levantaron contra lo que consideraron un abuso de la patronal. Así se mantuvo una lucha entre octubre de 1971 y febrero de 1972 con el apoyo de empleados estatales, estudiantes universitarios y militantes de la nueva izquierda que rodearon con su solidaridad a los obreros. Fueron casi cuatro meses de inquebrantable espíritu de lucha, que es reivindicado en el presente como la "huelga más larga de la provincia" y una de las más extensas de ese período.

La trampa.
La fábrica de Cibasa -Compañía Introductora de Buenos Aires Sociedad Anónima- es parte de la salina ubicada en el departamento de Atreucó, a 12 kilómetros de Macachín. En los 60 el establecimiento proveía al 80% del mercado nacional de la sal de mesa.
En el poblado conocido como "La Colonia", coronado por la moderna fábrica, vivían unas 500 personas. Alrededor de 180 trabajaban en los distintos puestos del complejo, unos 100 en la zafra en la laguna.
En mayo de 1971 la Federación Argentina de Productores de Sal y representantes del gremio firmaron un convenio que modificaba las pautas laborales vigentes a espaldas de los obreros. El nuevo contrato establecía un elevado alquiler de las casas, que la empresa daba a los empleados.
Cuando los trabajadores recibieron su salario, se percataron del descuento establecido por el nuevo arreglo y lo consideraron un fraude. Fue entonces que el secretario general del gremio, y líder de la huelga, Eugenio Kambich, comenzó el reclamo. Lo secundó el abogado Ciro Ongaro, que había conocido en el 70 en Santa Rosa, y se convirtió en el asesor legal de los obreros y también en uno de los puntales ideológicos de la lucha.

A la lucha.
El 14 de octubre del 71, Kambich volvió de una asamblea junto a los obreros del establecimiento fabril de El Bebedero de San Luis donde se discutió el convenio. La planta paró las actividades para escuchar su informe. En el salón del club, un centenar de asambleístas discutió hasta entrada la noche y resolvió intimar a la patronal para que se dejara sin aplicación el alquiler "bajo apercibimiento de un plan de lucha".
Sino, a partir del miércoles 20 de octubre habría un paro parcial de cuatro horas; el 22 paro total por 24 horas y los días 26 y 27 paro total por 48 horas. El camino a la confrontación estaba abierto. Los salineros habían decidido además, sostener la huelga por tiempo indeterminado si había despidos.
"Nunca creyeron que se fuera a hacer una huelga, hubo algunos paros anteriores, pero nunca generales. Se pensaron que todo iba a terminar en una semana", afirmó el líder de los huelguistas en el libro "Crónicas del fuego".
Kambich indicó: "Nosotros unimos a las familias a la huelga, no hablamos sólo con el que trabajaba sino con la familia completa. Explicamos que es lo que estábamos haciendo. Creamos conciencia en todos los que estaban involucrados. Nunca hay que hacer una huelga sin la familia".

Horas tensas.
La tensión vivida por los salineros durante las primeras semanas del conflicto gremial se traducía en una convivencia muy difícil de sostener dentro del predio y se incrementó con el inicio de la huelga. El comienzo de la medida de fuerza había agudizado diferencias entre los trabajadores, y el pase a la acción terminó por definir quiénes estaban con el sector patronal y quiénes con el obrero.
El miércoles 20 el paro fue de cuatro horas. Las continuas provocaciones hacían pensar que se podría derivar en hechos graves y violentos. Poco después del mediodía se produjo un enfrentamiento entre los bandos opuestos.
El incidente principal ocurrió poco después, cuando los obreros intentaron impedir el ingreso de un grupo a la fábrica. Allí se produjo un hecho paralizante, un rompehuelgas extrajo un revólver cerca de la salida de la escuela. Hubo escenas de alarma entre los presentes y terminó cuando uno del grupo de choque de huelguistas le dio un cadenazo al agresor. El hombre armado fue detenido por la policía. También fueron arrestados ocho trabajadores mientras montaban guardia frente a la fábrica.
Para entonces el destacamento de policía de Salinas Grandes, donde había un solo agente, fue reforzado por ocho efectivos a las órdenes del comisario Omar Aguilera, de Macachín y hoy condenado por secuestros y torturas durante la dictadura militar.
El viernes 22 de octubre se cumplió el primer día completo de huelga. Esa jornada los salineros pararon la planta ante los asombrados policías. La comisión interna de los obreros huelguistas, conformada por viejos estibadores, junto a otros cinco o seis trabajadores -una especie de "grupo de choque"- fueron los más activos en llevar adelante la protesta desde el comienzo y se convirtieron en la primera línea de los salineros. El 25 y 26 de octubre, cortaron la entrada a la fábrica y CIBASA se paró. (Sigue)

Foto: Las ruinas de la empresa Cibasa en Salinas Grandes en la actualidad. Gentileza Juan Carlos Pumilla.

(Publicado en Caldenia)

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