La Subzona 14 comenzó a funcionar en La Pampa en noviembre de 1975. Pero meses antes, en agosto de ese año, se produjo la primera detención de un docente de esa casa de estudios. Fue un aviso de la "depuración" por parte de la represión ilegal que vendría después.
Norberto Asquini
La primera sombra de la ola represiva en las cátedras locales llegó con el frío de agosto. La “isla pampeana”, que había mantenido su autonomía y evitado la injerencia de las autoridades nacionales, se sacudió.
Al convulsionado clima que vivía la provincia en esos momentos por las maniobras de desestabilización al gobierno de Regazzoli de la ortodoxia peronista, conflicto que también rozaba a la UNLpam, se sumó un nuevo factor de inquietud.
Los días 9 y 10 de agosto la Policía Federal realizó en todo el país una serie de procedimientos calificados como “inspecciones preventivas”. En Santa Rosa, las viviendas de varios funcionarios universitarios, estudiantes de izquierda, algunos trabajadores y médicos del servicio de salud fueron allanadas y se revisaron muebles y habitaciones.
En uno de los operativos de ese sábado se detuvo al profesor Alfredo Argentino César, “Fredi”, quien quedó poco después a disposición del PEN. El docente era un abogado entrerriano, egresado de la Universidad del Litoral, becado por la FLACSO y master en Sociología. Había trabajado para las Naciones Unidas en Chile entre el ’72 y ’73 y en febrero de 1974 había sido designado asesor legal del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Minería de Río Negro. En septiembre de ese año había renunciado al cargo para dedicarse a la docencia en La Pampa como profesor adjunto interino en Geografía Económica y era investigador del IER, en un proyecto que se realizaba en el oeste.
Según algunos testimonios, un mes antes César ya había sido convocado por la Federal.
El arresto inquietó no sólo a la comunidad académica sino también a la sociedad santarroseña. Algunos lo tomaron como una detención arbitraria, muchos como la confirmación de que “algo estaba pasando en la Universidad”. La palabra “montoneros” comenzó a circular en reuniones y charlas de café para descalificar a los docentes no conocidos en el medio; el prejuicio en muchos casos dejó de lado un análisis desapasionado.
Diferentes sectores de la UNLPam se movilizaron ante lo que consideraron un atropello. Desde la conducción se dijo que la casa de estudios había sido injustamente agraviada y los alumnos, investigadores, ayudantes y personal técnico y administrativo hicieron un comunicado conjunto para exigir que se suspendieran los procedimientos.
Los docentes realizaron varias asambleas y reclamaron por el destino de su colega detenido. El 13 de agosto la comisión directiva de la Asociación de Docentes , presidida por Julio César Noya, emitió otro documento en el que respaldaba a César y envió además un telegrama al Ministerio de Educación de la Nación; la gremial se declaró en estado de alerta y sus miembros afirmaron que los allanamientos dañaban la tarea profesional de los docentes en su conjunto. Afirmaban también que el profesor estaba detenido sin cargo concreto y pedían que no se lo trasladase fuera de la provincia. Las diferentes juventudes políticas pampeanas - JR, JP, JRC, VC, JSP y FJC- también reclamaron ese día por César y exigieron que se frenara el avance represivo .
Las gestiones llegaron hasta Capital Federal donde una delegación de docentes encabezada por Noya y Juan José Guida se entrevistó con autoridades del Ministerio del Interior .
Tras las consultas de las autoridades universitarias al gobernador Regazzoli por el docente arrestado, la cartera del Interior informó que César estaba a disposición del PEN y que la detención había sido pedida desde Santa Rosa. Agregaban que los motivos de la Federal eran reservados y estaban fundados en las disposiciones del Estado de Sitio.
A pesar de la movilización de los claustros, el 2 de septiembre el sociólogo fue trasladado vía aérea a Capital Federal. Luego de pasar por Coordinación Federal fue llevado a la cárcel de Resistencia, Chaco, donde las condiciones de encarcelamiento eran rigurosas .
El entonces decano de Económicas, Bragulat, recordó: “la primera de las detenciones en el ámbito universitario fue la de César. Fue una especie de ensayo para ver como funcionaba la comunidad en estos casos dirigiéndose a alguien importante desde el punto de vista de lo académico, pero con poca inserción social o con relaciones en el medio, al no tener la gente conocimiento de él. Fue un globo de ensayo para detectar dos cosas: la reacción que provocaba en el ambiente universitario en docentes, no docentes y estudiantes, y el núcleo de relaciones y el fondo de solidaridad que había dentro de los universitarios. Fuimos a visitarlo a la comisaría a cara visible y dimos todos nuestros datos. Todos los que pasamos por la Seccional quedamos en la mira”.
Para muchos docentes, fue una provocación organizada por los “típicos servicios de la época”. Chumbita también refirió: “La Federal hizo allanamientos a profesores, incluso a mí. Esa detención planeada para provocar agitación y ver quienes eran los líderes entre los profesores y estudiantes que se movieron por César y poder ficharlos. Me contaron que en la Policía los servicios tenían una lista y que yo era uno de los primeros”.
Los docentes, en su mayoría llegados de afuera, se dieron cuenta de que salvo sectores progresistas, un núcleo cerrado de la sociedad no los había recibido tan bien como creían y seguían siendo extraños a la comunidad.
(Publicado en el libro "Crónicas del fuego")
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