jueves, 24 de noviembre de 2011

El cura, el servicio y el pampeano


En los años 70 en Bahía Blanca, el entonces sacerdote Néstor Navarro fundó Cáritas. Allí hacía trabajo social el araucense Néstor Grill. El grupo católico fue infiltrado por el Ejército y el pampeano desaparecido. El testimonio de Navarro en el juicio a los represores en Bahía Blanca.

Norberto G. Asquini




En Bahía Blanca durante las audiencias del juicio oral y público a 19 represores del V Cuerpo del Ejército, de la Policía Federal y del Servicio Penitenciario por la desaparición de más de 80 víctimas, declaró el obispo emérito Néstor Hugo Navarro, de 77 años. Navarro se presentó como testigo, ya que en los 70 fue sacerdote en la diócesis de Bahía Blanca, que estaba a cargo de Jorge Mayer, a su vez obispo hasta 1973 de La Pampa. En ese juicio el presidente del Tribunal Oral Federal que juzga a los ex oficiales es el magistrado pampeano José Mario Tripputi.

Un pampeano.
El religioso recordó, durante su declaración, al pampeano Néstor Grill. Había nacido en Jacinto Arauz y fue secuestrado el 4 de noviembre de 1976 de su casa familiar en Bahía Blanca. Tenía 23 años y era encargado del grupo de Cáritas que había creado Navarro.
Su caso no es tratado en este juicio, ya que está confirmado que Grill fue capturado por un grupo de tareas de la Marina. Hay una causa abierta por los crímenes de ese fuerza en Bahía Blanca que está en investigación y será elevada para su proceso una vez que termine el del Ejército. En ese expediente consta que el pampeano fue trasladado al centro clandestino de detención “Baterías” ubicado en dependencias de la Base Naval de Puerto Belgrano, donde fue sometido a tormentos. Habría sido retirado de dicho centro la noche del 22 de noviembre del 76 y actualmente está desaparecido.

Grupo de Cáritas.
Grill era encargado del grupo de Cáritas fundado en 1969 y reunía a jóvenes egresados del secundario y algunas chicas que estaban empezando la carrera de Asistente Social. Trabajaba en barrios pobres y por sus características quedó en la mira de los militares. También Cáritas estaba vinculada al Instituto Superior Juan XXIII, que sufrió la represión. De ese grupo, siete jóvenes desaparecieron durante la dictadura, entre ellos sus dos coordinadores, Grill y Eduardo Ricci, y en La Plata Đal radicarse allíĐ María Clara Ciocchini, que fue una de las alumnas de la conocida “Noche de los Lápices”. Además, otros miembros fueron secuestrados y torturados y luego liberados en la ciudad del sur. En 1976, Navarro se tuvo que ir de Bahía Blanca ante la persecución desatada por el Ejército y la Marina.

Recuerdos.
Durante la audiencia del juicio, Navarro recordó Đel texto es de la Comisión de Apoyo a los Juicios en Bahía BlancaĐ que desde agosto de 1975 estuvo al frente de la parroquia Nuestra Señora del Carmen en Sánchez Elías aunque, por entonces, su denominación era iglesia Independiente.
Fue allí que el torturador e interrogador del centro clandestino de detención y torturas “La Escuelita”, Santiago “Tío” Cruciani, bajo su alias Mario Mancini, se infiltró en la comunidad parroquial. El sacerdote recordó que “se hizo tan familiar que era uno más”.
La situación, para entonces, se había complicado. Navarro era profesor en el Seminario local y era responsable de la atención de los refugiados políticos que llegaban de Chile. Ya entonces habían matado a un sacerdote en esa ciudad y habían puesto una bomba en una parroquia y ametrallado varias casas.
El fiscal Abel Córdoba le preguntó de entre los jóvenes que concurrían a la parroquia cuáles fueron víctimas del terrorismo de Estado, el religioso repasó: “Estaban en Cáritas conmigo, Diana Diez, Patricia Gastaldi que era asistente social y su esposo Đcon menos presenciaĐ Horacio Russin. Teníamos nuestros ingresos a través del trabajo que queríamos generar, uno era usar un mimeógrafo. Los que estaban encargados eran Eduardo Ricci y Néstor Grill, los dos desaparecidos”. Los apuntes eran para el Seminario y le servían a Cáritas para juntar fondos para su trabajo.

El infiltrado.
Navarro recordó: “La iglesia del Carmen era muy periférica, no tenía la cantidad de gente que tiene ahora. A mediados del 76, vi una persona alta con gamutón apoyada en un apoyabrazos del último banco, yo estaba predicando y lo vi. Era extraño para mí, no era habitué”, declaró el cura.
Al salir lo vio enfrente, luego el hombre siguió al sacerdote por varias cuadras. Navarro llegó al Colegio La Inmaculada donde daba catequesis y le informaron que alguien había pedido una audiencia con él. El hombre que lo había seguido hasta allí era el suboficial del Ejército Mario Mancini que “venía a conversar cosas de la iglesia”. El militar le dijo que lamentaba mucho que otro cura se hubiera tenido que ir.
En agosto, un integrante de la iglesia recibió un anónimo con letras de diarios exigiendo que “saquen” a Navarro o lo iban a hacer ellos porque denunciaban que estaba recibiendo dinero de Cuba.
El religioso indicó que a Mancini le preguntó “por Horacio Russin y me dijo que lo tenían los marinos y le pregunté también por Diana Diez porque era muy amigo de la familia, me dijo que iba a salir pero que no lo tenía el Ejército sino la Marina y por Néstor Grill, y me dijo una vez conversando que la noticia era que en Cáritas se hacían los panfletos de Montoneros”.

Excusas.
El testigo relató cuando habló con los padres de Néstor Grill. Lo recordó al pampeano como un joven “muy inteligente”, “muy medido en sus palabras”, de “fácil relación”. Cuando le dijeron que “estaría” en la Marina contactó a los padres nuevamente y les dijo “por qué no damos una vuelta en el coche y conversamos sobre Néstor”.
“Me contaron que habían estado en la Base Naval y les habían dicho que un muchacho tan bueno como Néstor se lo habían llevado los Montoneros. Yo les dije que insistieran. A ellos les habían dicho que no se movieran para no comprometer más la vida del hijo”, indicó Navarro. Después supo que cuando murió el padre, la madre se fue con el otro hijo y cuando salía le dejaba un cartelito a Néstor diciéndole que ya volvía.

(Publicado en La Arena)

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