jueves, 26 de agosto de 2010

Los intendentes del Proceso

La investigación sobre la procedencia partidaria de los jefes comunales designados por el Proceso en el año 1976 arroja que el 33% fue del Mofepa y el 31% de la UCR. Hubo algunos casos de peronistas. En 1981, los mofepistas se hicieron con la mayoría de las intendencias.

NORBERTO G. ASQUINI

La cara visible de los civiles que "colaboraron" con la dictadura militar fue la de aquellos que asumieron cargos públicos y juraron por las actas del Proceso de Reorganización Nacional. En este sentido, más allá de los funcionarios del gobierno provincial que merece su capítulo, en cada pueblo quienes se hicieron cargo de representar al gobierno de turno fueron los intendentes.
En La Pampa, luego de asumido el gobernador de facto, el general retirado Carlos Aguirre Arrieta, se designaron entre el 12 de abril y el 16 de junio, en el lapso de dos meses, a los 37 intendentes de municipalidades y los 45 presidentes de Comisiones de Fomento. Hasta su asunción, las autoridades democráticas permanecieron interinamente como interventores durante algunos meses. Poco después, una comitiva de funcionarios provinciales llegaba a las comunas encabezada por el capitán Carlos Leal, subsecretario de Gobierno, y luego de la "parada" militar ponía en funciones al nuevo intendente. Mientras tanto, entre junio y julio fueron echados al menos 38 empleados municipales de diferentes localidades. Por la Ley 718 del 10 de mayo, se estableció que los jefes comunales "ajustarán su cometido a los Objetivos Básicos fijados al Estatuto para el Proceso de Reorganización Nacional" y todos juraron por sus actas.
Sólo Santa Rosa y General Pico quedaron durante los primeros años en manos militares: en la capital asumió el capitán Luis César Aramburu y en la ciudad del norte el teniente de navío Efrén José González. En Toay, lo hizo el capitán Jorge De Bártolo hasta el 31 de agosto, cuando lo sucedió José Lespade.

Orígenes partidarios.
A través de documentos y consultas se pudo constatar el origen o la identificación partidaria de 67 de las autoridades de las 80 localidades existentes, quedando afuera comisiones de fomento menores como Naicó, Speluzzi o Chamaicó, entre otras. Para tener una unidad de medida, se tomaron los primeros nombramientos realizados en el año 76. Y en cada sector se sumaron a quienes eran dirigentes identificados con esa fuerza política más aquellos que tenían algún grado de adhesión o simpatía hacia ese partido, si bien no fuera explícito.
Del relevamiento, se pudo establecer que el 33 por ciento de los jefes comunales -sin distinción entre municipios y comisiones de fomento- fueron del Movimiento Federalista Pampeano (Mofepa), unas 21 sobre 63 estudiadas; el 31% de la Unión Cívica Radical (20 casos); el 21 por ciento "independientes" o sin identificación partidaria definida (hubo 13); el 11 por ciento del Partido Justicialista (8 comunas); el 1,5 por ciento del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID); y el 1,5 por ciento de la democracia cristiana, ambas con uno.
Este escenario se hizo más homogéneo a partir de 1981, cuando llegó al poder el general Roberto Viola, y nombró a algunos gobernadores civiles, como Ricardo Telleriarte, del Mofepa, en La Pampa. Ese partido provincial se instituyó como el garante del "procesismo" en el territorio y hasta hubo largas solicitadas de apoyo de Ismael Amit y su gente a la continuidad del régimen militar. Entonces las comunas se uniformaron: salvo excepciones, los intendentes y presidentes de comisiones de fomento fueron hombres del Mofepa. Varios de ellos renunciaron en febrero y marzo del '83 para postularse como candidatos de sus localidades en las elecciones.

Independientes.
Por supuesto, que entre los "independientes" que no adscribían a ninguna orientación política partidaria los consultados mencionaron que muchos tuvieron un perfil de "autoritarios" o de "antiperonistas". Pero hay que tener en cuenta que quienes fueron convocados por los militares para esas funciones eran vecinos "caracterizados", "gente de renombre" o "destacados". Los consultados arriesgan que algunos intendentes tuvieron cierta neutralidad política, cualidades que buscaron los estamentos militares para ponerlos al frente de la comuna.
Seis de los ocho peronistas que asumieron, fueron quienes se mantuvieron en el cargo tras ser electos en 1973 o ser nombrados por el gobernador José Aquiles Regazzoli.
En tanto, un aspecto a considerar al analizar las administraciones comunales del '76 fue la designación de un Consejo Asesor en cada pueblo para colaborar con el interventor. Por la Ley orgánica 753 de agosto, estaban conformados por "los vecinos más caracterizados de cada grupo de población, siendo único requisito para pertenecer al mismo la honestidad y la idoneidad".

Comparación.
Para tener una medida de comparación con lo que ocurrió a nivel nacional, un informe de 1978 indicó que la administración de los 1.696 municipios existentes estaba en manos de 301 intendentes de la UCR (35%), 169 del peronismo (19,3%), 23 correspondían a agrupaciones neoperonistas (2,7%), 109 al Partido Demócrata Progresista (12,4%), 94 al MID (10,7%), 78 a las fuerzas federalistas (8,9%), 16 a los demócratas cristianos (1,8%) y cuatro a los intransigentes (0,4%).
María Seoane y Vicente Muleiro en "El dictador" indican que una base fundamental para maniobrar en los primeros tiempos la consiguió Videla con el visto bueno de los partidos provinciales, jefes de cuño liberal o conservador, como el pampeano Amit del Mofepa, que mostraron su adhesión al Proceso. Por su parte, el radical Ricardo Balbín habría acordado con Videla facilitarle cierto apoyo civil en la segunda línea de gobierno. El Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) también respaldó públicamente al gobierno de facto, y recién se despegaría en los años '80 criticándolo no por implementar el Terrorismo de Estado, sino por no haber puesto en marcha una economía desarrollista.

Casos concretos.
En el oeste hubo muchos "independientes", vinculados a las actividades agropecuarias, como Hugo Kenny en Victorica, amigo del capitán Leal, militar que iba a comer a su campo; en Telén, Andrés Trapaglia, hijo del que fuera gobernador en 1971; e Hildo Isola de Luan Toro, que era administrador de una estancia cercana.
Juan Carlos Herrero, de Larroudé, estaba recién recibido de veterinario, y no tenía militancia política reconocida. Fue designado por recomendación de Alberto Pedro Heguy porque trabajaba en su veterinaria de Intendente Alvear. Herrero de Larroudé fue concejal luego por la UCR.
En Ataliva Roca el presidente de la Comisión Vecinal, el peronista Aquiles Ochoa, fue desplazado en el '76 cuando un grupo de vecinos, encabezado por un dirigente que había ocupado cargos en el golpe del '55, impulsó a Eduardo Wisner, un independiente que se quedó hasta el '83.
Mientras algunos se circunscribieron a la administración de las cuentas, hubo otros que fueron señalados por su adscripción a la dictadura como el de Realicó, Francisco Alvarez, muy vinculado al coronel Néstor Greppi. En Catriló asumió René Beascochea, conservador y simpatizante del Mofepa, hasta que falleció. Lo sucedió Carlos Inurrigarro, que en mayo del '77 denunció ante el subsecretario de Gobierno, el capitán Leal, que un profesor de teatro enseñaba con métodos "de contenido ideológico-subversivo" a sus alumnos. La Subzona 14 detuvo al docente e interrogó a una treintena de alumnos.
Entre los peronistas, en Colonia Santa María quedó Heriberto Guinder, hasta que un año después vecinos acompañados por la Iglesia promovieron que fuera reemplazado. En Miguel Cané estuvo Roberto García y en Maisonnave Antonio Tossoni, que fue a verlo a Regazzoli y este le habría dicho "es importante que tengamos algunos adentro para ver qué pasa".

En democracia.
Muchos de esos jefes comunales después continuarían sus carreras políticas en democracia. El radical de Puelén Ramón Rodríguez fue electo varias veces. En Alta Italia, Abel Giorgis fue votado para intendente. En Rancul, el radical Domingo Felizia es considerado uno de sus más dirigentes más destacados -fue uno de los creadores de la cooperativa local- y una plaza lleva su nombre. Uno de los funcionarios de Kenny, Norberto Nicolás, fue intendente de Victorica hasta 2007.
En Embajador Martini Ramón Campagno fue luego funcionario del gobierno de Rubén Marín. Quién lo sucedió en el '77, Daniel Hecker, fue concejal de la UCR, y a este lo reemplazó Rodolfo Fava, del Mofepa, luego candidato a intendente. El mofepista Mostafá Nazer en Parera fue candidato a intendente en 1983.
Algunos consultados recordaron que en el '83 hubo un debate en el radicalismo provincial sobre la participación de dirigentes de esa fuerza en el Proceso. A instancias de César Norverto, se promovió que en los pueblos no fueran como candidatos quienes hubieran avalado la dictadura con la aceptación de cargos. En Eduardo Castex los radicales impugnaron la postulación de Edmundo Cinquina. Pero no en todos los pueblos cumplieron: en Monte Nievas Luis Alaya, que asumió en el '76, fue como intendente.

De un lado.
Cabe también analizar otros interrogantes que surgen sobre las autoridades locales y la época del Proceso: ¿Fueron estos funcionarios meros "administradores" de la cosa pública? ¿Qué grado de afinidad tuvieron con los fundamentos ideológicos de las jerarquías militares? ¿Cuál fue la responsabilidad de esos civiles con respecto a lo ocurrido en la dictadura? En este caso, cada "pueblo es un mundo" y no se puede generalizar. Hubo fervorosos seguidores del gobierno militar y sus políticas y quienes ocuparon un cargo porque consideraron que "ayudaban" a su localidad. De hecho, no hubo una política "uniforme" para definir a las autoridades locales sino que eran designados o por recomendaciones de grupos de vecinos o, en algunos casos, en forma personal. Iban desde los que se consideraron apolíticos y pedían por orden en un país en crisis hasta el más ferviente antiperonista que adscribía a la represión ante el peligro "subversivo".
Una investigadora destacada de la UNLPam afirma sobre esta cuestión: "hay aspectos muy interesantes sobre cómo se construye la memoria colectiva en pequeñas comunidades en las que los 'hombres de la política' han estado siempre. Lo interesante es que si se pregunta a la gente aflora el registro de la participación en la democracia, lo demás pasa al olvido o se justifica. Es increíble. Estas percepciones se diluyen cuando las sociedades son más complejas y hay quienes trabajan para recuperar estos aspectos que si no fuera por ellos, quedarían en el olvido". De hecho, algunos de esos dirigentes fueron los que participaron del proceso de redemocratización y fueron elegidos intendentes en el año '83. Otros simplemente continuaron siendo "vecinos".
Son cuestiones que deberán ser respondidos con estudios más profundos y rigurosos. Por supuesto, esta interpretación no invalida la responsabilidad de quienes ocuparon cargos jurando sobre las actas del Proceso, y sobre todo los que ocuparon esos cargos públicos siendo "hombres de la política".
(Publicado en La Arena, 23 de agosto de 2010)

1 comentario:

  1. 30 de Agosto.

    Me comentaban ayer que a los intendentes del norte pampeano los elegía Carlos Heguy de Alvear en nombre del gobierno de facto nacional y provincial. El visitaba las localidades y te exigía ocupar el cargo, en caso de negarte a hacerlo tenías que darle una opción. No era fácil negarse. Muchos lo hicieron, otros asumieron y luego le buscaron la vuelta para dejar el cargo, para ello había que elevarle una terna de posibles sucesores al interventor provincial.
    JAA

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