Ismael Amit, en su propuesta a las FFAA de 1980, hizo un decálogo del pensamiento civil alienado a la dictadura. Los militares representaron así “la única garantía de que continuará el clima de libertad, de paz interior” y pedía “no hablar de fantasmas, de aparecidos, sino de realidades”.
Norberto Asquini y Juan C. Pumilla
En las últimas semanas abordamos desde estas páginas la participación, colaboración o adhesión de algunos sectores de la sociedad civil no sólo con la dictadura militar sino también, en parte, con la represión ilegal durante esos años. La adscripción ideológica de muchos sectores civiles, más allá de quienes apoyaron al denominado Proceso por considerarlo garantía de “orden” dentro de una país sin rumbo y marcado por la violencia política, fue evidente también en la provincia.
En La Pampa, el pensamiento procesista, por parte de los partidos políticos, se observó más claramente a través del Movimiento Federalista Pampeano (Mofepa), una de las agrupaciones provinciales nacidas a comienzos de la década de 1970 y que se unieron en el 73 en una Federación de partidos provinciales. Si hubo algunos funcionarios e intendentes de ese partido a comienzos del Proceso, durante los años 80 esa alianza se consolidó. También hay que observar que más allá de esa adhesión y alianza con el Proceso, ese pensar también fue parte de otros partidos tradicionales.
Larga trayectoria.
El fundador del Mofepa, Ismael Amit, en su trayectoria política, es un dirigente de difícil clasificación y no se puede generalizar toda su historia bajo un solo rótulo, más allá de haber adherido desde fines de los 50 a un desarrollismo vernáculo que dejó plasmado en sus proyectos para la provincia. Dirigente radical, se volcó al sector más progresista de ese partido integrando el Movimiento de Intransigencia y Renovación. Así continuó al dividirse el radicalismo en la UCRI de Arturo Frondizi, partido con el que ganó dos elecciones en La Pampa. De perfil populista, además de adherir al desarrollismo, deambuló entre una postura antiperonista a períodos de una visión más integracionista. En su segundo mandato, dejó la UCRI para conformar el MID. Y en los 70 cuando el régimen de la Revolución Argentina promovió una serie de partido provinciales, conformaría el Mofepa, ya en su etapa más conservadora.
Fue interventor en 1958 y dos veces gobernador constitucional (1960-62 y 1963-66), siendo el político de mayor envergadura en los años 60. Su figura está vinculada a muchos avances institucionales y de obras en una provincia que se estaba recién formando. Luego de su fallecimiento en 1994, su figura –ya con el Mofepa apartado como factor de poder– ha sido utilizada hasta por el PJ como imagen de un “político ejecutivo”, limando sus aristas más controvertidas, como fue su apoyo a la dictadura.
La alianza.
Durante la dictadura militar, a fines de 1980, el general Roberto Viola sucedió a Jorge Rafael Videla en el gobierno de facto y ante la apertura a civiles para ocupar cargos de gobernadores el Mofepa quedó definitivamente alineado al Proceso cuando el 9 de diciembre se realizó una reunión entre Amit y el ministro del Interior, Albano Harguindeguy.
Esa fuerza política propuso el nombre del siguiente mandatario y en marzo de 1981 asumió Ricardo Telleriarte, ex ministro de Economía provincial, como nuevo gobernador.
En 1981, cuando todavía no se vislumbraba una salida democrática a la dictadura, pero estaba en los proyectos futuros, el líder "mofepista" difundió su “Propuesta a las Fuerzas Armadas por el doctor Ismael Amit”, que llegó a la redacción de La Capital, entre otros lugares. En ese escrito no sólo quedó explícita la adhesión al Proceso por parte de Amit, sino el pensamiento de buena parte de la sociedad pampeana de esos momentos que reivindicaba lo realizado por la dictadura militar.
Bases filosóficas.
Afirmaba Amit en el escrito, realizado a máquina de escribir: “Manifestamos, como dirigentes políticos del interior, nuestra adhesión en general a las bases filosóficas, y programáticas del Proceso de Reorganización Nacional, sin perjuicio de discrepar con aspectos referidos fundamentalmente al tratamiento del sistema federal de gobierno”.
Consideraba, al hacer un análisis del momento histórico, que “las FFAA que asumieron el poder para poner fin a una etapa de desgobierno, de confusión, destrucción y corrupción de los valores más sacros de la nacionalidad y vivieron la experiencia de una guerra sin cuartel contra formaciones especiales que pretendían subvertir las formas de vida de nuestra sociedad, tenían la obligación moral de fijar las reglas de juego, que la imponen siempre los vencedores y no los vencidos, ni los que estuvieron al margen de la contienda. Reglas, que han determinado que se instaurara un clima de paz, respeto, convivencia y seguridad, desconocido en el país desde hace muchos años. Inauguraron un período de libertades en todos los ámbitos, preferentemente en lo económico, terminando con las políticas dirigistas, intervencionistas y distribucionistas, que habían cambiado la imagen de un país democrático, en un estado socializante. Las peripecias vividas durante un lapso que abarca más de 30 años de restricciones de libertades, nos han enseñado que debemos evitar a costa de cualquier precio, recaer en esos errores, que han sido funestos. Es preferible superar las impaciencias y apresuramientos que pueden ser nefastos, para actuar con tranquilidad y seguridad y para que no se resienta en el futuro, la efectiva vigencia de la democracia”.
Peligro latente.
Esa dictadura, a los ojos de Amit, era necesaria para la futura democracia para que “el pronunciamiento de las mayorías no se vea malogrado por representantes elegidos por las mismas, que en los hechos, desvirtuaron la esencia de ese sistema de gobierno expuesto a ser aniquilado por la acción de bandas organizadas, para instaurar otro estilo de vida”. Y para que el país creara “sus propias defensas, para ponerse a cubierto de las infiltraciones y del socavamiento, que contra ella se cometen, abusando del clima de libertad”. Aunque aclaraba: “No debemos tener tanto apresuramiento por esa normalización institucional”.
El mayor peligro para esa apertura era que “aquí, como en la Alemania vencida y sometida por el Tratado de Versalles funciona un Estado Mayor o el Consejo Superior del Movimiento Peronista Montonero, que cuenta con importantes recursos y medios de penetración y tiene puestas sus miras en la revancha, en el desquite por la guerra perdida”.
Amit se refería a ese “peligro latente”: “Están en Roma en contacto con las brigadas rojas, en París, Nicaragua, en San Salvador, adquiriendo experiencia, conocimientos, entrenando y entrenándose (…) para aprovechar la primera vacilación o la debilidad que pueda ofrecer un gobierno que no esté férreamente respaldado por las FFAA, que representan aunque no les agrade a muchos, la única garantía de que continuará el clima de libertad, de paz interior, de seguridad y que las instituciones que nos gobiernan, serán democráticas, republicanas y afiliadas al mundo occidental y cristiano”, afirmaba.
“Aparecidos”.
En otro párrafo, el líder del Mofepa indicaba: “No hablamos de fantasmas, ni de aparecidos, sino de realidades (…) esta ‘guerra sucia’ como la hubo en la Argentina es la tercera guerra mundial. No más guerras convencionales, sino de sorpresas, de emboscadas, de traiciones, secuestros y extorsiones, son las que en este momento imperan en el mundo. Y la tendremos aquí una vez más, si nos desprotegemos y ofrecemos nuestros pechos inocentes a las balas asesinas”.
También comentaba que “las FFAA tienen que estar cerca de su pueblo para evitar a la Argentina los peligros de una nueva guerra” como la que “está sucediendo en El Salvador”.
Y sobre la nueva dirigencia que debía tener la próxima democracia, refería: “No puede pensarse entonces que debe prevalecer solamente el número, sino que también debe jugar la calidad, la capacidad, la responsabilidad y la seguridad de una absoluta identificación con esta forma de vida (…) con los ideales del sistema democrático, pluralista, republicano, federalista y esencialmente con la filosofía occidental y cristiana”.
cuanto verdad.....como habria sido la historia si no hubiera habido golpe..... es dificil de imaginar..... como habria sido si el golpe sin tantos atropellos.... despues seguimos........
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