Hasta hace unos años, había en la escuela de Inés y Carlota, sobre la ruta provincial 7, un busto que había sido instalado en los ’60. El bronce recordoba la vida y acción de Antonio Buira en su destacado itinerario como organizador de la Liga Agraria de La Pampa, el primer “gremio” del agricultor territoriano. Poco ha quedado hoy día en la memoria colectiva de este hombre que en su actuación en el territorio pampeano dejó su huella en la causa de los de abajo, los trabajadores. Gremialista, socialista, cooperativista de la primera hora, agricultor, orador distinguido y descollante en la tribuna política y movilizador de la lucha chacarera, su ferviente y poco conocido legajo lo llevó a padecer la quiebra, sufrir la cárcel y amenazas de muerte por ser consecuente con sus ideales.
Norberto G. Asquini