Mediante una serie de normas funcionarios menores y hasta directores de colegios debían vigilar y hasta podían echar a empleados por "actividades de carácter subversivo o disociadoras". Un nuevo documento habla de ese control en tierras pampeanas hasta el año 1984 en el Instituto Catriló, de enseñanza privada.
Norberto Asquini y Juan Carlos Pumilla