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viernes, 28 de diciembre de 2012

Navidad en el infierno



El 25 de diciembre cinco jóvenes de Ingeniero Luiggi fueron detenidos luego de una humorada: hacerse pasar por policías. Fueron trasladados a Santa Rosa y torturados por la Subzona 14. El auto en el que iban, un Peugeot 504 rojo, fue secuestrado por los militares y usado en Bahía Blanca para realizar secuestros en esa ciudad.

Norberto G. Asquini

jueves, 18 de octubre de 2012

Una víctima del Plan Cóndor en La Pampa


Su caso puede inscribirse dentro del Plan Cóndor, la represión ilegal sistematizada en Sudamérica. Había estado en el Chile de Allende y continuó su carrera en la Universidad pampeana. Fue detenido en agosto de 1975 y se lo considera además como una "prueba" de lo que vendría después con las razias de noviembre y diciembre de ese año.

Norberto G. Asquini


martes, 13 de septiembre de 2011

Un reglamento "secreto" policial en La Pampa


El Reglamento, ordenado en 1979 por el jefe de Policía, el represor Luis Enrique Baraldini, era dirigido a los comisarios y fue parte de la militarización de la fuerza provincial y de la institucionalización en La Pampa de parte de la metodología de la represión llevada a cabo hasta ese momento por la dictadura militar.

Norberto G. Asquini

sábado, 28 de mayo de 2011

Preso político por "uruguayo y cantor"


Uno de los actos represivos más graves que padeció el mundo de la cultura pampeana tuvo como víctima al guitarrista y compositor uruguayo Oscar Alberto Perna, radicado en General Pico. Fue secuestrado en esa ciudad el 27 de noviembre de 1976 y estuvo desaparecido durante un mes en Santa Rosa a disposición de la Subzona 14. En la Seccional Primera fue torturado y, ya deteriorado física y psíquicamente, fue enviado al hospital.

Norberto Asquini y Juan C. Pumilla

jueves, 28 de abril de 2011

La "Esma de La Pampa"



En el piso superior de la Seccional Primera durante la dictadura militar funcionó el mayor centro clandestino de detención de la provincia de La Pampa. Allí estaba la Unidad Regional I, cuya planta se confundía con la patota de la Subzona 14.


Norberto Asquini y Juan Carlos Pumilla

jueves, 2 de diciembre de 2010

Los documentos del espionaje policial en La Pampa (I)

Cómo desde Jefatura se controló a los“sospechosos” de los 70. Son informes de un uniformado que hizo “servicio reservado”entre el ‘74 y el ‘76 para el jefe de Policía del gobernador José Regazzoli. Sin embargo, esta metodología la usaron antes y después delgobierno peronista. Cómo eran vigiladas personas, vehículos, grupos y asambleas consideradas “sospechosas”.

Norberto G. Asquini

domingo, 21 de noviembre de 2010

Las ramificaciones de la Subzona 14


En el juicio a los represores de La Pampa se condenó a la "mano de obra", pero el Terrorismo de Estado contó con la colaboración del Estado provincial procesista. No se puede reducir la Subzona 14 a lo ocurrido en la provincia, ya que ayudó a perseguir pampeanos que fueron desaparecidos por la maquinaria nacional.

Norberto Asquini y Juan C. Pumilla

martes, 9 de noviembre de 2010

La revolución en los montes


Militante estudiantil de los años setenta en el PCR, Julio César González fue detenido por la Subzona 14 en 1975 y pasó casi cuatro años como preso político. Volvió del infierno y se graduó en la UNLPam. Hoy vive en Inglaterra.

Norberto G. Asquini

domingo, 17 de octubre de 2010

El juez "garantista" víctima de la Subzona 14


Peronista, Juan de Dios Uncal fue convocado por el gobernador Regazzoli para ocupar el Juzgado Federal en el '75. Había sido quien procesó a Firmenich y Galimberti. Durante la dictadura, fue preso y su secretario Walter Lema se quedó con su cargo. Fiorucci y otros policías lo persiguieron en Mercedes y en San Martín.

Norberto G. Asquini

lunes, 27 de septiembre de 2010

Los "blancos" políticos de la Subzona 14


La UNLPam, el Servicio Provincial de Salud, la UTN de General Pico y sus integrantes trabajando en el Ministerio de Obras Públicas, o el colegio de Jacinto Arauz, dan cuenta de que la Subzona 14, y los sectores civiles que los resistieron, tomaron como blanco las instituciones y personas que fueron parte de un "clima de época".

Norberto G. Asquini


lunes, 20 de septiembre de 2010

La pampeana apresada con Papaleo

Dully Ginart de Villarreal es una víctima del grupo de tareas pampeano, pero no declarará en el juicio ya que no puede viajar desde España. Fue detenida en diciembre del 75 en General Pico, y poco después también su esposo. Durante la dictadura compartió el Pabellón 26 con la viuda de David Graiver.

NORBERTO G. ASQUINI


miércoles, 4 de agosto de 2010

Vigencia de los dos demonios

Juan Carlos Pumilla

Nada, ni nadie, podrá alterar la calificación de histórico que viene definiendo al juicio de la Subzona 14 en La Pampa. Lo es por una multiplicidad de circunstancias: históricas, geográficas, temporales, ideológicas y políticas, entre otras.
Empero sigue siendo lícito formular una reflexión crítica acerca del proceso. Para el debate, para honrar la libre expresión, acaso para la docencia.
En los albores de los ochenta los exégetas de Raúl Alfonsín diseñaron con rotundo éxito lo que vino a conocerse como “teoría de los dos demonios”. Un presupuesto vertebrado en el sostenimiento de que en La Argentina se había librado una guerra entre dos contendientes: por un lado la guerrilla, por otro las Fuerzas Armadas.
Tan falaz como eficaz, la teoría sustrajo la consideración del Estado al del escenario de los años setenta.
Sin menoscabo de que será inevitable y necesario referirse en algún momento al amplio espectro que involucra e involucró el término “guerrilla” (que según la in-objetable y fundada verificación del coronel Florencio García, no llegaba, a mediados de esa década, a superar los mil efectivos) se impone como necesario subrayar que al imperio de los dos demonios, en otro juicio histórico, el de las Juntas, la sociedad no reclamó a través del Estado por sus perjuicios iniciales. De manera que sólo se las condenó por los crímenes cometidos pe-ro no por el objetivo que determinó esos crímenes. No hubo a provincia, como probablemente tampoco habrá, en tal sentido, una acusación a los responsables del terrorismo de Estado por el delito de sedición. Ese es el delito primero. Luego, los crímenes.
No es ésta una cuestión menor.
Por fortuna, para subsanar nuestras limitaciones, teóricos y juristas se han dedicado a desmenuzar el enorme universo de la intencionalidad.
Esto nos lleva a otra consideración. Por comodidad o acostumbramiento la calificación de “lesa humanidad” nos tranquiliza y agota. Acaso no se ha extendido plenamente la enorme significación del fallo contra Etchecolatz: “Genocidio”
Si así fuere, se hará manifiesta a la comprensión de cualquier lector que se inicie en el tema, la evidencia de que estas comparaciones conducen a conquistar precisión en una cuestión capital: la diferencia entre lo que es lesa humanidad y genocidio. El eje vertebral de este con-traste es la intencionalidad.
Por eso creemos que es importante dilatar la extensión temporal del terrorismo de Estado y subrayar sus propósitos centrales. El Estado argentino y su sociedad deben reclamar no sólo por las consecuencias.
Si lo hiciera estaríamos habilitados para confirmar que asistimos a un proyecto genocida que lo era aun antes de implementarse.
Cobraría sentido y otra dimensión la determinación de los blancos iniciales, instituciones, proyectos y personas, y le adjudicaría al tribunal razones para establecer las motivaciones que originaron estas actuales y únicas imputaciones por detenciones ilegales y tormentos.
Al igual que en el plano nacional y su correlato de los treinta mil, estos crímenes en La Pampa no fueron el objetivo sino el presupuesto.