sábado, 16 de julio de 2011
Informe: La Iglesia pampeana hoy
Aunque con un perfil muy moderado, el obispo Mario Poli lleva adelante cambios en la conservadora iglesia pampeana, con la resistencia de algunos sacerdotes. Una nueva pastoral y la renovación de la liturgia van en ese sentido. Sin embargo, las "viudas de Brédice" persisten en el camino contrario.
Norberto Asquini
La salida pública de dieciséis sacerdotes pampeanos en respaldo de los dos curas de Servi Trinitatis que se alejaron de la diócesis de La Pampa, luego de ser investigados por la justicia por estar sospechados de reducción a la servidumbre en perjuicio de internas del instituto secular que dirigían, dio cuenta del estado interno de la iglesia de la provincia. Aunque fue escueto el documento, difundido en un blog, más gráficos fueron los comentarios en esa página web de sus seguidores contra la máxima autoridad eclesiástica, el obispo Mario Poli.
El escrito marca además, los crujidos del viejo edificio de la anquilosada iglesia pampeana, que ha sido sacudido por una etapa de cambios, si bien moderados.
Dos rumbos.
Como ya analizamos con la asunción de Poli en 2008, la iglesia pampeana fue conducida durante 35 años por obispos conservadores. Adolfo Arana, Atilano Vidal y Fidel Brédice impusieron su impronta a la iglesia de la provincia. Si bien Brédice dejó hacer más que dictar un rumbo, finalmente por su perfil se fue imponiendo una curia de cuño tradicionalista que en los últimos años ha sido criticada por la prensa por la manera de relacionarse con la sociedad.
El nuevo obispo tiene un perfil moderado -no es conservador ni de avanzada- que trata, a diferencia de su antecesor, de promover una línea pastoral en La Pampa acorde a este tiempo. Esto, para algunos sacerdotes significa un aire nuevo y para otros, las "viudas de Brédice", tiene un ritmo tan acelerado para su concepción que ataca su forma de concebir a la Iglesia.
El obispo es un académico con preparación intelectual para dialogar con la cultura contemporánea y a su vez ha ejercido la pastoral, lo que lo acerca a la realidad de la gente. Esto lo diferencia de los obispos anteriores, particularmente del último que tenía buena voluntad pero poca preparación académica, y una notoria incapacidad para dialogar con la cultura y con el tiempo actual, hacia afuera y hacia dentro de la institución.
Poli además hace culto de un perfil bajo y apenas habla con el periodismo para dar un saludo en fechas del calendario católico. Parte de la feligresía también le reclama que no atiende a nadie. Pocas son sus consideraciones públicas frente a temas de la actualidad política, aunque defiende férreamente posiciones que tocan a la doctrina católica. Así ocurrió con el documento que firmó él y la gran mayoría de los sacerdotes pampeanos en contra del proyecto de matrimonio igualitario el año pasado, con concepciones retrógradas. Y seguramente, cuando se comience a tratar la cuestión del aborto en el Congreso, también adoptará el mismo camino.
División.
La llegada de Poli generó expectativas en algunos sectores católicos tras la salida de Brédice, que quedó opacada por el affaire de sus colaboradores más cercanos, los dos curas de Servi Trinitatis.
De los casi 35 de sacerdotes que hay en la provincia -12 de ellos salesianos, el resto diocesanos-, algunos que tienen alrededor de 40 años acompañan la llegada de nuevos aires aportados por Poli a la institución. Otros, sobre todo un sector también de "jóvenes" curas que se formaron en el seminario ultra conservador de San Luis -o en el de San Rafael-, son los más febriles opositores y los que más están presionando ante los "avances" de Poli. Junto a estos están los más viejos, también conservadores, aunque varios de ellos se han allanado a la conducción del obispo, o al menos toman con más calma sus sugerencias. En este segundo "bando" tradicionalista están los 16 que firmaron la nota de despedida a los curas de Servi Trinitatis: los franciscanos de José Padilla, los ortodoxos polacos, los "jóvenes" formados bajo el obispado de Brédice y los "ultras" como Luis Murri.
Este grupo, en el escrito difundido en despedida de los curas de Servi Trinitatis, acusaron al resto de que las investigaciones hacia los religiosos se vieron "agravadas por alguna participación y por algunos silencios cobardes desde dentro de nuestra Santa Iglesia Católica: sacerdotes y laicos que no pusieron su lengua y sus obras en defensa de la inocencia de ambos sacerdotes".
Epoca de cambios.
¿Cuáles han sido los cambios propuestos por Poli? Hay en dos sentidos: en lo pastoral y en lo litúrgico. Poli, a diferencia de Brédice, sí quiere imponer un rumbo, por supuesto que con sus tiempos y su perfil moderado, con una línea de acuerdo al modelo del Episcopado.
El cambio más importante con respecto a la línea de su antecesor está vinculado con la formación eclesiástica de los seminaristas: ahora los postulantes cursan en Río Cuarto y no en San Luis. El seminario de Río Cuarto es más aperturista, aunque no llega a ser de vanguardia como el de Quilmes. Ese cambio da cuenta del tipo de sacerdote que pretende Poli. La salida de los Servi Trinitatis -más allá de las palabras elogiosas de despedida del obispo- y la incorporación de algunos nuevos curas diocesanos jóvenes marca también ese rumbo.
En ese sentido, la última "Carta pastoral" difundida por Poli habla sobre apertura y comunidad. Algunos trabajos concretos en el obispado pampeano son ejemplo de esto, como grupos de jóvenes o el de aborígenes en el oeste, que llevan adelante monjas salesianas. Una pastoral con sentido misionero y de apertura a la sociedad actual. Se pretende así la participación de la comunidad, a pesar de la merma en las filas católicas de las últimas décadas. Esto también choca con la concepción más cerrada y eclesial que tienen de la institución los más tradicionalistas.
Por otro lado, se destaca la renovación de la liturgia. En esta cuestión también se marca el nuevo rumbo y la línea de gobierno que pretende Poli. El cambio en los cantos y hasta el coro de la catedral con nuevas propuestas en su música parece dar cuenta de ese camino. Enfrente, están quienes insisten con los cantos en latín.
Hacia adelante.
El camino emprendido por Poli tiene dos condicionamientos, según los sacerdotes cercanos a él: su estilo moderado y los pocos religiosos que están junto a él y contra la visión de una curia heredada que es muy conservadora.
La inquietud pastoral del conductor, por demás interesante en un obispado anclado en los tiempos preconciliares, se da entonces a través de pequeñas novedades que se intentan incorporar, y que por ahora son muy difíciles de visibilizar para quienes no están involucrados en la vida institucional de la iglesia.
(Publicado en La Arena)
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