miércoles, 8 de diciembre de 2010

Los documentos del espionaje policial en La Pampa (III)

Los documentos inéditos sobre el control policial de las actividades políticas entre el 74 y el 76 ayudan a mostrar los nombres de quienes eran considerados “peligrosos” para la Jefatura: Ana Gispert-Sauch, Nicoletti, Chumbita, Maldonado y Mendizábal, entre otros.

Norberto Asquini


La serie de informes secretos de espionaje político en Santa Rosa de un oficial que hizo "servicio reservado" en la Jefatura de Policía entre el ‘74 y el ‘76 revelaron la metodología usada para vigilar personas, vehículos, grupos y asambleas consideradas "sospechosas" por esa fuerza de seguridad. Esto, como ya se indicó en una nota anterior, no fue privativo de esos años sino que se realizaron antes de la fecha y se profundizaron con la puesta en marcha de la Subzona 14 y el inicio de la dictadura militar.

En esta segunda parte del informe, los documentos hallados, hasta ahora el único archivo sobre las tareas de Inteligencia en los años ‘70 que se ha publicado, mencionan también algunas personas que eran consideradas “peligrosas”, y que cuando se desataran las razzias del Ejército en noviembre de 1975, y también después del golpe de Estado del ‘76, serían parte de las listas de presos políticos en la llamada “lucha contra la subversión”.

La huelga y los nombres.

Además de controlar vehículos o actos y reuniones públicas _hasta del mismo peronismo_, el informante vigiló casas donde se realizaban reuniones consideradas “sospechosas”, además de huelgas y asambleas. Todo era relevado y comunicado al jefe de Policía.

Por ejemplo, ocurrió cuando se realizó la huelga municipal de mayo de 1974, que terminó con la toma de la sede municipal el 21 de ese mes y la represión a los manifestantes por parte de la Policía. Las reuniones y, sobre todo, los dirigentes sindicales y los políticos que apoyaron esa medida fueron blancos de la lupa policial. Varios informes fechados el 20 de mayo describen las asambleas y los discursos realizados frente al edificio comunal con lujo de detalles.

Allí se mencionaban, entre otros, a varios dirigentes de la JP capitalina “empleados del Centro Cívico y Hospital Regional de apellidos Grandón, Pereyra y Monzón y que son los mismos que vienen actuando para lograr la confusión en esta ciudad, porque son los primeros en gritar ‘Montoneros, Montoneros de Perón’”. También eran seguidas las marchas que realizaron estudiantes universitarios en adhesión al movimiento. El policía autor del documento relata sobre una de sus vigilancias de la ciudad durante esos agitados días: “el suscripto fue controlando los locales del PC, ubicados en calle Yrigoyen y en calle Pico 445, asimismo se controló el salón del Centro de Estudiantes de Ciencias Humanas, ubicado en avenida Uruguay y la casa ubicada en calle Antártida Argentina, donde se hacen reuniones políticas en especial de la JP”. En otro archivo, del 17 de junio del ‘74, menciona los lugares que vigiló durante su ronda de esa madrugada vinculados al paro municipal: “En calle Sarmiento domicilio doctor (Ciro) Ongaro, calle Antártida Argentina domicilio hermanos Ribero, también se controló el domicilio del estudiante (José) Mendizábal, ubicado en Pasaje 11 del barrio Fitte, y la Parrilla La Salamanca ubicada sobre la ruta 35”, entre otros.

En otro informe, de agosto del 74, indica: “Se hace constar que durante todos los días indicados también se recorrió la ciudad, como algunos barrios que ya conocemos donde habitan comunistas y que pueden desarrollarse reuniones de este tipo, arrojando resultado negativo”. En un papel adjunto, en la casa de un hombre de apellido Badillo, se comentaba: “de noche se reúnen extremistas a deliberar”.

Conocidos.

Entre los nombres más conocidos de las personas que eran vigiladas por el “servicio reservado”, y que luego serían perseguidos políticos, figuran la docente de la UNLPam, Ana Gispert-Sauch y el periodista Nelson Nicoletti. Sobre Gispert-Sauch, se llegó a controlar el domicilio de una pareja amiga que había llegado a la ciudad. “Con respecto a la ‘Catalana’ se trata de la profesora Ana Schisper (sic) de Humanidad (sic) (...) tiene su domicilio esta profesora en Avenida Roca 731, vive juntamente con una joven, la que ha sido observada por el suscripto que concurre al Partido Comunista, también tengo informe que esta profesora es muy activista, ya que en Villa Parque tiene en funcionamiento un Comedor Escolar”, indicaba. La compañera era Cristina Ercoli.

Sobre Nicoletti, una nota adjunta a un documento acusaba: “está vinculado a varios barbudos jóvenes, sospechosos, mal vestidos y melenudos, se reúnen en una casa de la calle Juncal 851. Averiguar: de quien es la casa, qué personas son las que frecuentan las reuniones y de qué tendencia; se sospecha sean montoneros o extremistas de otra tendencia”.En noviembre de 1975, Ercoli fue detenida por la Subzona 14 cuando comenzaron las detenciones a docentes de la UNLPam y médicos. Gispert alcanzó a escapar de Santa Rosa y se refugió en Perú. Nicoletti fue detenido el 24 de marzo del ‘76 y trasladado a la cárcel de Trelew.

Nicoletti y Gispert-Sauch vuelven a ser mencionados en otro informe, esta vez del 28 de enero del ‘76, cuando la Subzona 14 ya estaba en funcionamiento. Sobre Gispert-Sauch se comentaba: “por activista, la nombrada fue controlada en una oportunidad por que al parecer hacía reunión en donde participaría el nombrado Nicoletti, también esta mujer tiene contacto con la Iglesia, en esta con el padre Castelaro, también se dijo que la causante podría encontrarse protegida en la Iglesia de San Martín, por el cura que se encuentra encargado del mismo, como así se tiene conocimiento que en dicho templo hay reuniones nocturnas donde concurren personas foráneas, los mismos se realizan en horas de la noche. También se supone que esta profesora prófuga puede andar disfrazada de monja”. El cura era Valentín Bosch, que tuvo que exiliarse en tiempos de la dictadura. (Continúa)

(Publicado en La Arena)

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